“El águila es el símbolo del apóstol Juan, cuyo Evangelio se inicia con el reconocimiento del Logos-Luz. El cristianismo adopta el uso del baño lustral. El baño precede la iniciación de los nazarenos. Juan Bautista bautiza en el Jordán. El bautismo de agua dado por Juan Bautista reclama el bautismo del fuego del espíritu dado por el Cristo (…) El rito de la inmersión es un símbolo de purificación y de renovación. Era conocido en los medios esenios y también en otras religiones distintas al judaísmo”.
“Juan Bautista hablará por otra parte del Fuego a propósito del bautismo: «Yo os bautizo con Agua para la conversión. Pero el que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y ni siquiera soy digno de llevarle las sandalias; él os bautizará con el Espíritu Santo y el Fuego» (Mt 3,11). Y los exegetas observarán que «el Fuego, medio de santificación menos material y más eficaz que el Agua, simboliza ya en el Antiguo Testamento la intervención soberana de Dios y de su Espíritu purificando las conciencias»”.
“Según san Juan (1,9), la luz primordial se identifica con el Verbo; lo que expresa de cierta manera «la radiación del sol espiritual que es el verdadero corazón del mundo» (Guénon). Esta radiación la percibe «todo hombre que viene a este mundo», precisa san Juan, recogiendo el simbolismo de la luz-conocimiento percibida por el corazón.” – Jean Chevalier y Alain Gheerbrant.
Imagen: Antón Raphael Mengs, “St. John Baptist Preaching in the Wildnerness”
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