Apuntes del libro «Alquimia y mística» de Alexander Roob
“A Empédocles se debe también la tesis de los cuatro elementos que él llama: “las cuatro raíces de las cosas”: tierra, agua, aire y fuego. Hipócrates la aplicó a su teoría de los cuatro humores corporales, y Aristóteles la modificó considerablemente en el siglo IV A.C. Aristóteles resume todos los elementos en una protomateria, la proté hyle o prima materia. Los alquimistas la llamaron “nuestro caos” o “terrón tenebroso”, que se remonta a la caída de Lucifer y de Adán. Sublimar ese terrón y exaltarlo hasta el lapis no era entonces otra cosa que retornar la creación a su estado paradisíaco. El mayor afán de todo alquimista, su secreto mejor guradado bajo seudónimos, era encontrar la materia inicial conveniente a la obra. En los enigmas se decía que no hay nada más fácil que descubrirla, pues se encuentra en todos los elementos, incluso en el polvo de los caminos, y al igual que Cristo, aunque es en realidad lo más precioso que hay en el mundo, a los ojos del ignorante es “la más miserable de todas las cosas terrenales” – Alexander Roob (Imagen: D. Stolcius von Stolcenberg – “Viridarium chymicum”)