The Master, al igual que toda la obra de Paul Thomas Anderson, es un film extraño. Desde su ritmo irregular (lento, pero tenso) hasta su música (tan perturbadora como sus actuaciones) es de esas historias incómodas que nos enganchan y que al terminar nos dejan con sentimientos encontrados. Es de esas películas que no tienen un arco dramático muy marcado, pero sí muchas escenas largas e intensas. Desde que comienza estás en suspenso por no saber hacia dónde va y ni hablar de intentar vislumbrar su final. The Master está llena de omisiones, espacios muertos y subtextos que el espectador debe encajar para poder guiarse en el laberinto oscuro y denso que plantea.

La historia se desarrolla en Estados Unidos, en una sociedad post Segunda Guerra Mundial que intenta volver a la normalidad. El protagonista, Freddie Quell (Joaquin Phoenix), es un veterano en el área naval que regresa a la ciudad con varios desordenes de conducta relacionados con el alcohol y el sexo (patologías que, de seguro, afloraron por el stress en el campo de batalla). El Estado se encarga de conseguirle varios trabajos (como fotógrafo, agricultor, entre otros), pero Freddie no termina de encajar en la sociedad, metiéndose en problemas por sus excesos con el alcohol. Un día, escapando de una turba que desea golpearlo, entra de polizonte en un barco lujoso donde conoce por accidente a Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman) un poderoso líder de una religión quien atraviesa una crisis espiritual mientras trabaja en su nuevo libro. Lancaster y su esposa, Peggy Dodd (Amy Adams), adoptan al trastornado Freddie como parte de su congregación e intentan curar sus males psíquicos y espirituales cambiando su conducta.

Paul Thomas Anderson siempre ha sido un director y guionista consistente, desde Boogie Nights (1997) hasta There Will be Blood (2007) -por hablar de sus cumbres- cuenta historias que hablan de personajes que pasan por crisis existenciales relacionados a la pérdida de la estabilidad en sus entornos (sociales o personales), temas difíciles de retratar por su densidad psicológica. Sus películas siempre superan las 2 horas de duración, pero pocas veces se vuelven tediosas, es de los pocos directores contemporáneos que saben mantener el ritmo de sus piezas y que utilizan el espacio como elemento narrativo. Sea a través de la luz o los espacios enormes, Anderson exprime la expresividad de cada plano hasta el último fotograma, haciendo que sus films tengan un mood particular, una impronta que los hace desoladores. Al igual que Magnolia (1999), The Master plantea más preguntas que respuestas con su resolución, no es de esa clase de películas que busca dejar una moraleja con su final, desea incomodar más que explicar y es allí, en su ambigüedad, donde reside toda su fortaleza.

A favor: La actuación de Joaquin Phoenix, Joaquin Phoenixy Amy Adams, merecidas sus nominaciones al Oscar. La Dirección y la Fotografía, cada plano es para enmarcar en la sala de tu casa. La música rara que aumenta la atmósfera creepy de la película. Hablar de la cienciología de forma indirecta, sin caer en el panfleto.

En contra: Por momentos es muy densa, no posee el ritmo agresivo de otras películas de Paul Thomas Anderson. Es de ese tipo de films donde la actuación lo es todo y la historia queda en un segundo plano: equilibrio delicado que Anderson había mantenido en sus otras obras y que acá rompe.

Veredicto: The Master es una película para gente que le gusta el cine independiente, europeo u otro tipo de propuestas narrativas atípicas. No es la cumbre de Paul Thomas Anderson, tampoco es su peor película. Si There Will Be Blood y Boogie Nights tienes 5/5 en la escala de Anderson, The Master tiene un merecido 4/5.

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https://www.youtube.com/watch?v=4Ox2-0A1OIQ -> Trailer subtitulado

(Crítica originalmente publicada en www.oidossucios.com)