Apuntes del libro “Alquimia y mística” de Alexander Roob

“Según una ley atribuida a Pitágoras, el espectro total de posibilidades de este mundo está contenido en la cifra cuatro. El quinto elemento aristotélico, la sutil “quintaesencia”, no puede encontrarse más que en el empíreo divino. El objetivo de los alquimistas era hacer descender ese elemento a la tierra mediante repetidas rotaciones, ya destilaran el espíritu del vino o imaginaran la luz divina en la sal. Para llegar a su realización, había que cruzar el anillo exterior del mundo inferior, el anillo ofídico de Saturno, que lo separa del paraíso. Saturno y el dios griego del tiempo, Cronos, son todo uno; su superación implica una cesura en el transcurso del tiempo, su retorno a la edad de oro, la eterna juventud en la simultaneidad divina” – Alexander Roob (Imagen: “Musaeum Hermeticum”).